sábado, 2 de febrero de 2013


 FUERA LA MONARQUÍA


Nadie ignora que la monarquía española está en jaque. A su ilegitimidad de origen, se une una cada vez más inocultable falta de justificación moral y el creciente hartazgo de una sociedad enfrentada a las dificultades del día a día, que no comprende por qué una familia designada por un dictador, acumula poder y tesoros sin mérito conocido.
Y no lo es por diversos motivos, entre los que destacaríamos el de la oportunidad (antes de ratificar vía referéndum una reforma constitucional de esta envergadura, es preciso instruir a la opinión pública en conceptos como separación de poderes, representatividad proporcional, democracia participativa, y otros, que desde hace siete décadas se consideran tabú por parte del poder establecido).
Por otro lado, mientras el sistema político español esté en manos de una oligarquía de partidos, con un ejército mediático a su alcance, con vías de financiación virtualmente ilimitadas, opacas y ajenas a todo control independiente mientras el Ejecutivo surja del Legislativo, y éste renueve por tercios al Judicial; mientras no exista una Fiscalía independiente; mientras existan tribunales de excepción (la Audiencia Nacional) cuya jurisdicción alcance a las mismas personas que aprueban sus presupuestos; mientras el Tribunal de Cuentas carezca de poder efectivo; mientras el Senado sea un osario y el Consejo de Estado un cementerio; mientras permitamos que el jefe supremo de las fuerzas armadas siga siendo alguien designado por un genocida? será muy difícil que la ciudadanía haga valer sus derechos.
También hay mucho que hacer en el campo de la libertad de información, antes de poder enfrentar con garantías, un debate sobre la forma de gobierno en España. Como se ha repetido hasta la saciedad, en España, la monarquía no ha sido capaz aún, de enfrentarse a la prueba de fuego que supone una información libre y veraz. Hoy en día, todo cuanto rodea a los asuntos del jefe de Estado suele estar presidido por el inconfundible hedor a propaganda militar.
Hoy España sigue siendo un Estado en cuya cabeza se encuentra un militar, vitalicio y hereditario, como en los más oscuros tiempos del medievo. En España, reconocer algo tan sencillo como que monarquía y democracia son antónimos, es motivo de escándalo. Unos salen al paso, con aquello del pragmatismo y de los consensos necesarios otros aducen la existencia de conceptos mixtos, como la tan cacareada "monarquía parlamentaria", paradigma de la contradicción en términos que vendría a ser algo así como una "democracia relativa" encabezada por un militar, no lo olvidemos.
Lo más probable es que la monarquía española se venga abajo, cuando el partido conservador se atreva a desearlo en público, sacando así al partido que se llama progresista de su ignominioso silencio.
Son muchas las contradicciones en las que incurre la Carta Magna de 1978, al proclamar la igualdad de derechos ante la Ley, en sus artículos: 1º, punto 1; 9º, punto 2; y 14º y a su vez permitir los privilegios de la familia real, cuya existencia también es contraria a los artículos 1º; 2º, punto 1; 4º; 7º; y 21º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, en resumen, vienen a decir que todos los seres humanos nacemos iguales en derechos y, por ende, no deberían nacer algunos de ellos siendo reyes, y otros no, puesto que eso es arbitrario, discriminatorio, injusto y absurdo.
Nótese que la referencia a la Declaración Universal de los Derechos Humanos no está de más, puesto que la Carta Magna establece, en el artículo 10º, punto 2, su carácter de guía para esclarecer la interpretación de la propia Constitución.
Ya se han cumplido 30 años de la designación por el dictador Franco de su heredero, el Rey Juan Carlos I. Prorrogando de este modo el golpe de estado de 1936 contra la II República Española. La monarquía, La ley de Amnistía aprobada por el congreso en 1976 y la Constitución de 1978 representan la continuidad franquista en el actual sistema, autoproclamado democrático gracias a la intoxicación diaria de sus medios de propaganda.







Prueba de ello es el silencio casi absoluto sobre la concentración contra la monarquía en Salamanca, a pesar de ello, el objetivo es instaurar la Tercera República, fórmula de gobierno que reflejará con mayor transparencia, equilibrio y auto-control el deseo de la sociedad de participar en la gestión de los asuntos públicos, en base a los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Es muy probable que esta petición sea menospreciada, pero "el mayor fracaso es no intentarlo". Con la crisis que vive España y el terrible papel de la Monarquía (caza de elefantes, corrupción de Urdangarín que afecta a la infanta aunque en este país no lo queremos ver. Todos los directivos de Noos están imputados menos la infanta Cristina. ¡¡¡Venga ya !!!  ), la gente está cansada tanto de la clase política como de la monarquía.
Necesitamos:

- NUEVA CONSTITUCION (FIN DE LA MONARQUIA)

- FIN DE LAS AUTONOMIAS COMO ENTIDADES POLITICAS

- FIN DE LOS PRIVILEGIOS DE LOS POLITICOS

- GOBIERNO DE TECNOCRATAS HASTA SALIR DE CRISIS (COMO EN ITALIA)

- NUEVA LEY ELECTORAL (ACABAR CON QUE PARTIDOS CON MENOS VOTOS TENGAN 
   MAS ESCAÑOS QUE OTROS CON MAS VOTOS ) NI PP NI PSOE HAN CAMBIADO ESTA 
   LEY POR INTERES PROPIO PARA PODER PACTAR CON NACIONALISTAS CUANDO HAN
   ESTADO EN EL PODER

- ENDURECIMIENTO BRUTAL DE LEYES CONTRA CORRUPCION

- DEROGAR LEY DE REFORMA LABORAL

- MUCHAS MAS MEDIDAS. SERIA INTERMINABLE